quinta-feira, junho 08, 2006

La Poesia más Increible

Como dos extraños

Hemos aquí los dos, serenamente
Mirándonos igual que dos extraños,
Un mundo de recuerdos en la frente
Y en el alma dolor y desengaños.
Mis ojos, melancólicos huraños,
los tuyos, de expresión indiferente.
¡y no han pasado demasiados años,
que miraron con pasión ardiente!
Nos separan el rencor y el egoísmo
Y en la mañana diáfana y radiosa
Sin querer pensamos en lo mismo.
En esa noche trágica y oscura
En la que los dos abrimos un abismo
Donde hallo nuestro amor, su sepultura.

Rosario Sansores



Vicente amador Flor:

De Nuestro Amor Errante


El vago aroma, la sutil pregunta
por la cita estelar que ya no aspiro;
el huerto triste, la pasión difunta
y un sueño que nos besa en un suspiro.

Todo para nosotros se ha perdido
en la senda otoñal de las quimeras,
y vamos hacia un piélago de olvido
huérfanos ya de nuestras primaveras.

Para nuestra ilusión sólo nos queda
un desencanto evocador que rueda
por el camino donde tú partiste.

Y el corazón en su fatal reproche
en vano quiere disparar la noche
de nuestro amor errante y siempre triste.


Amor que Vuelve Tarde


Llegas cuando mi vida ya no tiene
siquiera un árbol donde hacerte un nido,
y cuando el cansancio me detiene
al lumbral del silencio y del olvida.

Llegas cuando una enorme decadencia
invade nuestras almas oprimidas,
y el libro azul de la reminiscencia
sólo nos habla de esperanzas idas.

Llegas como una bendición tardía;
y cuando me habla tu melancolía
no sé a qué mundo el corazón se ausenta.

Nuestras pupilas en la senda vagan:
somos como dos naves que naufragan
en una noche triste de tormenta.


Sonata del Olvido


Aun, en mi senda de dolor persiste
aquel amor romántico y florido
que por ser loco concibió lo triste
y por ser grande lo mató el olvido.


Rememoro tu mística belleza
con el hondo fervor de mis querellas;
tú, no sabes el mal de mi tristeza
negra como una noche sin estrellas.

Te espero amor, te espero todavía;
en mi dolor yo pienso que algún día
comprenderás la pena de quererte.

Tú como el ave volverás al nido,
Pero hallaras mi corazón dormido
En el hondo letargo de la muerte.


Fue mirarte Llegar...


Fue mirarte llegar, feliz encuentro
para una que con fe te adora,
porque tu amor en mí, ya estaba dentro
como una lumbre celestial de aurora.

Porque eres el ideal que presentía
mi desolado corazón viajero,
siempre soñando con la luz del día
en la noche profunda del sendero.

Y fue tu voz como divino arrullo.
Y sentí la locura de ser tuyo
con ese amor de pájaros de aurora,
cantando su más bella sinfonía
después de larga noche alumbradora,
triste y callada como la agonía.


Todavía

¿Me recuerda? Quién sabe. Todavía
se viste el alma de ilusorias galas,
y sobre el mar de la melancolía
mi desolado amor tiende sus alas.

Con ansias de alcanzarte, rememoro
La esperanza más dulce de la tierra,
Y es más honda mi pena cuando cierra
La tarde triste sus pupilas de oro.

Tú nunca lo sabrás. No he de contarte
Jamás esta locura de adorarte,
Hoy que sólo fracasos evidencio
En mi desolación. Y cada día
Cruzando voy con mi melancolía
Los áridos caminos del silencio.


Intima

¡Señor! Es como un sueño, es un divino
lirio de amor que en mi jardín florece
y su ternura inmensa resplandece
como un astro de paz en mi camino.

¡Señor! Ella comprende mi destino
y al conmoverla mi pasión parece
que en sus divinos ojos se durmiese
la tristeza de un cielo vespertino...

Entre sus brazos, de pasión rendido,
Mi joven corazón se ha conmovido
Con el fervor de la postrer promesa.

Y en mi loca obsesión de idolatrarla
Yo quisiera en mis ansias coronarla
Con el mustio laurel de mi tristeza.


ENAMORARSE Y NO

Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo
hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonaza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio

por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con tristeza en el espejo



Dos rojas lenguas de fuego
Que a un mismo tronco enlazadas,
Se aproximan, y al besarse
Forman una sola llama;

Dos notas que del laúd
A un tiempo la mano arranca,
Y en el espacio se encuentran
Y armoniosas se abrazan;

Dos olas que vienen juntas
A morir sobre una playa,
Y que al romper se coronan
Con un penacho de plata;

Dos jirones de vapor
Que del lago se levantan,
Y al juntarse allí en el cielo
Forman una nube blanca;

Dos ideas que a la par brotan,
Dos besos que a un tiempo estallan,
Dos ecos que se confunden...

Eso son nuestras dos almas.
Fin


Bécquer.



Me gustas cuando callas, porque estas como ausente,
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas l cosas están llenas de mi alma
Emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de un sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio,
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y tan sencillo.

Me gustas cuando callas, porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.



Pablo Neruda.



Bruma

Nunca le interrogué si me quería,
jamás le confesé que le adoraba;
y suspirando ausentes, en secreto
guardábamos intacta la esperanza.

Sólo una vez, a la hora del ocaso,
Cambiábamos una rápida mirada
Que saturo de luz nuestro silencio....
¡ y es la luz el lenguaje de las almas !



Antonio Toledo.





No lo harás en vano


Ah no lo harás en vano
Se te helaran los dedos
Y el corazón y los olores
Se te helará la noche
Y la arrogancia y las rodillas

Se te helará la sangre
Y los crepúsculos y el humo
Se te helará el bostezo
Y el ademán y la lujuria
Se te helará el ritual
Y la caricia y los signos

Se te helará la luna
Y el arbolito y la garganta
Se te helarán los labios
Y los disfrutes y la vida

Todo está listo
No lo harás en vano.

Mario Benedetti


Paso la vida soñando


Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tu te iras borrando lentamente en mi sueño
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas de árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.


Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tu, que nunca soñaste más que cosas posibles
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.


Y seguirá muriendo la vida, año tras año
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en esas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti, un instante, pero cada vez menos...


Diálogo de ultratumba

—Buenas noches, señor diablo,
he venido a los infiernos,
porque supe amar como hombre.
Aquí me tienes, señores
de la luz negra y rebelde.
No quiere el padre que vaya
a los cielos:
fuera un ejemplo funesto
en los ámbitos celestes...

––Tú no eres para mis reinos .
tú no puedes
estos umbrales de brea
pasar.

––Y ¿por qué?
––¿Has visto
como tienes el pecho?


Entonces mi corazón
vi:
era
una
rosa
de fuego
inmortal.


Brillaba como si fuera
cocuyo de mi tierra.
Era un amor cada pétalo;
¡ todo amor es hoguera
encendida
en dios !


La culpa es de uno


Quizás una hecatombe de esperanzas
Un derrumbe de algún modo previsto
Ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido.

Todas mis intuiciones se asomaron
Para verme sufrir
Y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho
Mis trayectos contigo
Hasta aquí había apostado
A inventar la verdad
Pero encontraste la manera
una manera tierna
Y a la vez implacable
De desahuciar mi amor.

Con un solo pronostico lo quitaste
de los suburbios de tu vida
posible
lo envolviste en nostalgia
lo cargaste por cuadros y cuadros
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste
a solas con su suerte
que no es mucha.

Creo que tenés razón
La culpa es de uno cuando no enamora
Y no de los pretextos
Ni del tiempo.

Hace muchísimo
Que yo no me enfrentaba
Como anoche al espejo

Y fue implacable con vos
Mas no fue tierno.

Ahora estoy solo
Francamente
Solo
Siempre cuesta un poquito
Empezar a sentirse desgraciado.

Antes de regresar
A mis lóbregos cuarteles de invierno.

Con los ojos bien secos
Por si acaso

Miro como te vas adentrando
En la niebla
Y empiezo a recordarte.

Mario Benedetti


La despedida



Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... no sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.


Este cariño triste, apasionado y loco,
me lo sembré en el alma, para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré amar así.



Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré,
pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.


Te dijo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muera dentro de mí...
pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.



Muriendo el querer


Quizás te diga un día, que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas en esta despedida,
que, aunque el amor nos une, nos separara la vida.


Quizás te diga un día que se me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte mejor,
porque el amor nos ciega, pero vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados, ven mejor que estando abiertos.


Quizás te diga un día, que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte,
y acaso no comprendas en esa despedida
que nos quedamos juntos para toda la vida!




Amargura


¿Quién no probó la hiel de un desengaño,
en la primera vez que soñó amores?
¿quién el prado que abril pobló de flores,
no vio lleno de nieve al fin de año?


Cada nuevo placer nos deja un daño;
cada esperanza nace entre temores;
y semejando un sol por sus fulgores,
Cada nueva ilusión es un engaño.


Si este mundo no ofrece dicha alguna,
¿Hay quien llame a vivir dichosa suerte,
y quien juzgue al nacer como fortuna?
¡Oh vida! nada temo por perderte!
quien vino de las sombras a la cuna,
que a las sombras se vuelva por la muerte.


Obsesión


Quisiera girar y girar
mi pensamiento hasta el olvido,
y olvidar que estuviste en mi vida,
pero no puedo sacar de mi pupila,
la imagen de tu ayer.

Quiero llorar y llorar en tu recuerdo
con el silencio profundo de la muerte.
Quiero gritar y gritar que te he olvidado
y no puedo acallar al corazón herido,
que vuelve a sangrar por la vieja herida.

Es la obsesión profunda de mi vida,
que ahoga con un nudo mi garganta.
Es amarga condena
que me obliga volver los ojos al pasado,
para cargar mi pensamiento con tu nombre.


Quiero negar que te querido
y el corazón responde de inmediato,
que se está muriendo por tu amor perdido.
Quiero buscarte de repente, pero no puedo;
porque has dejado de quererme,
porque me has olvidado para siempre.



Voz suplicante


Vengo a pedirte, Costa, calor para mis huesos,
sendero de aguas de aguas vivas para mis esperanzas
¡ un puerto de sosiego para mi último amor.

Soy fragmento de nieve de mi montaña
que en los anchos senderos del mundo me han
quedado
convertido en espumas, en nubes y en escarcha.


Me ha desgarrado el viento, me han herido las rocas...
En los valles risueños o al son de las borrascas
sé la mejor manera de viajar y cantar.


Poco a poco, he perdido mis últimas palabras;
Ahora soy tan solo una voz suplicante
que ha llegado de lejos, a morir en la playa.

En la nave que nunca regresará a la playa
vengo a pedirte, Costa, pasaje de primera
¡ Vestido de conchas, de corales y de algas.


Viajar es ausentarse: la vida es la más larga
de todas las ausencias, es como ola marina
que eternamente viene y eternamente pasa...


Mi esperanza

l
¿Esperanza, mi esperanza,
por qué te ibas
sin siquiera despedirte?
Te he querido tanto, tanto,
te he soñado
siempre mía
y te marchas
para siempre, sin decirme
tu postrera despedida...

II
Talvez pena
de dejarme solitario;
quizás sabes
que tu ausencia
será el viento que me apague,
será el soplo que me deje
tan oscuro, tan vacío,
como tumba abandonada
de un panteón
sin difuntos y sin almas
todavía retenida por la pena.

III
¿Esperanza,
por qué te ibas
sin siquiera despedirte?
El amor
cuando es profundo,
cuando es casto
y verdadero
tiene un modo de marcharse
tan callado
de improviso,
que sus pasos no los oye
ni el olvido


IV
Esperanza, mi esperanza,
no te marches.
Ven, aguarda que me muera,
ven, iremos de la mano,
triunfante,
a perdernos tras los mares
tempestuosos de la vida;
sólo entonces, para siempre,
serás mía... ¡Serás mía!...



El corazón bajo la lluvia


Las palabras Solo la lluvia entiende
desde hace cuanto tiempo
está lloviendo.
Honradamente
ya no cabe tanta agua
en mi recuerdo
ni tanta lluvia cabe
entre la lluvia;
sin embargo
con la lluvia me vuelves
y de tus cosas me habla
la lengua de la lluvia.


Al mediar una tarde
yo conocí tus manos
por la lluvia
y antes de ser tu voz
era la lluvia
y a ratos me llovías
como si nada más
existiese el mundo,
pero la lluvia
solo es un regreso,
un párpado no más
muriendo de agua,
una gotera sobre.



Imposible de olvidar


Pues bien! yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi ultima ilusión.


Yo quiero que tu sepas
que hace ya muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías,
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que ya no sé ni donde
se alzaba el porvenir.



De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.


Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he ver jamás,
y te amo y en mis locos desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos
y en vez de amarte menos
TE Quiero mucho más.
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte de mis sueños
y hundirte en mi pasión;
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida
¿Qué quieres tú que yo haga,
con este corazón

Para mi corazón

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.


Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a los corales
socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.


Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.